Panticosa. Descubriendo Aragón: Panticosa

Panticosa

 

DEL CIELO A PANTICOSA

Insuperable. Ese es el adjetivo que describe este fin de semana descubriendo Panticosa.

Tras un 2017 bastante duro sin apenas tiempo de ocio sus Magestades de Oriente tuvieron a bien reservar un fin de semana en el balneario de Panticosa. Un regalo que por fin he podido disfrutar y que además del regalo físico en sí (hotel, aguas termales, gastronomía…) que está muy bien… traía un extra en letra pequeña que no podía imaginar ni de lejos: tiempo de perderme en mí y de volver a ser consciente de que la vida es un regalo. Supongo que la velocidad a la que vivimos el día a día y bailar al son de Don Dinero nos hace olvidarnos de este tema, y a veces hay que parar y ser conscientes de que nadie somos eternos.

 

DE CAMINO A PANTICOSA

 

 

Las previsiones meteorológicas no pintaban un panorama bueno, pero a veces en los informativos se pasan de dramáticos. Aun con todo, echamos las cadenas al coche y bueno…-«hemos venido a jugar…» dijimos. Valoraríamos la posibilidad de darnos la vuelta si veíamos la carretera complicada pero estaba limpia de nieve y hielo y pudimos circular sin problemas.

A pesar de llevar un año viviendo en Zaragoza nunca había subido más arriba de Huesca. El paisaje me fue sorprendiendo por momentos. Me imaginaba cómo sería porque lo había visto en fotos, pero de repente fue como viajar a otro país en un chascar de dedos. Parecía que estuvieramos en los fiordos de Noruega y estábamos en el valle de Tena. La niebla y el embalse de Búbal hicieron la experiencia única. Paramos a hacer unas fotos y disfrutar del paisaje. Mirase donde mirase todo me abrumaba.

Nos alojábamos en el Hotel Continental del balneario de Panticosa. La habitación estaba impecable, y con muy buenas vistas. Agradecimos una invitación para dos en el bar del hotel que nos habían dejado junto a la cama. Así que después de dejar las maletas lo primero que hicimos fue tomarnos un café al lado de la chimenea redonda en el centro del salón.

Otro de los momentos con los que me quedo del viaje fue la piscina exterior. Más bien con la experiencia. Los factores de piscina exterior, agua caliente, paisaje nevado y compartirlo con la persona que quieres lo hacían un combo perfecto.

 

¿DÓNDE COMER?

 

Tras varias recomendaciones nos decantamos por La Era de Berdón, en Tramacastilla. El trato y la comida de 10. Fuimos con idea de comer unas migas de pastor. Merecedoras del Top 1 de las mejores migas que he probado. Me quedé con ganas de probar la lasaña, por lo que ví no era la típica lasaña y por los comentarios de la sala debían estar riquísimas. Tomaré nota para la próxima vez. Todo pinta a que repetiremos experiencia visitando algún ibon…pero ya de cara a primavera.

 

Os dejo las fotos del viaje.